“(…) el tráfico de seres humanos ligado a la prostitución constituiría la tercera actividad, ilegal, más rentable del mundo, que interesa decenas de Países de todos los continentes. El tráfico que induce a la esclavitud sexual involucraría a unos 6 millones de mujeres y niños. Como decíamos, ya no existe sólo la esclavitud del sexo. Muchos inmigrados, por ejemplo, tienen que trabajar en condiciones inhumanas, totalmente a la merced de sus “dueños”, bajo la continua amenaza de violencia, sin tener la posibilidad de acudir a las Autoridades, al ser desprovistos de documentos regulares o tan sólo por miedo de extorsión, incluso sobre sus familias.” (Secretario del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, Aspectos de Pastoral de la Movilidad Humana, 08-04-2008)
«El tráfico de seres humanos, sobre todo de mujeres, que prospera donde son escasas las oportunidades de mejorar la propia condición de vida, o simplemente de sobrevivir. Al traficante le resulta fácil ofrecer sus «servicios» a las víctimas, que con frecuencia no albergan ni la más mínima sospecha de lo que deberán afrontar luego. En algunos casos, hay mujeres y muchachas que son destinadas a ser explotadas, en el trabajo, casi como esclavas, y a veces incluso en la industria del sexo. Al no poder profundizar aquí el análisis de las consecuencias de esa migración, hago mía la condena que expresó Juan Pablo II contra «la difundida cultura hedonista y comercial que promueve la explotación sistemática de la sexualidad» (Carta a las mujeres, 29 de junio de 1995, n. 5). Aquí se halla todo un programa de redención y liberación, del que los cristianos no pueden desentenderse.» (Benedicto XVI, Mensaje para la 92ª Jornada mundial del emigrante y del refugiado 2006, 18-10-2005)
«Mirando también uno de los aspectos más delicados de la situación femenina en el mundo, cómo no recordar la larga y humillante historia —a menudo «subterránea»— de abusos cometidos contra las mujeres en el campo de la sexualidad? A las puertas del tercer milenio no podemos permanecer impasibles y resignados ante este fenómeno. Es hora de condenar con determinación, empleando los medios legislativos apropiados de defensa, las formas de violencia sexual que con frecuencia tienen por objeto a las mujeres. En nombre del respeto de la persona no podemos además no denunciar la difundida cultura hedonística y comercial que promueve la explotación sistemática de la sexualidad, induciendo a chicas incluso de muy joven edad a caer en los ambientes de la corrupción y hacer un uso mercenario de su cuerpo.» (Beato Juan Pablo II, Carta a las mujeres, n. 5, 29-06-1995)
Algunos recursos
Testimonios: es posible salir de la prostitución
Algunas noticias:
Nota: Imagen superior, Cartel de Cáritas Diocesana de Burgos