Sobre «la doble vida»

«Nadie puede servir a dos señores. Porque despreciará a uno y amará al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.» (Mt 6, 24)

«Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.» (Mc 7, 6)

«¿De dónde proceden los conflictos y las luchas que se dan entre vosotros? ¿No es precisamente de esos deseos de placer que pugnan dentro de vosotros?  Ambicionáis y no tenéis, asesináis y envidiáis y no podéis conseguir nada, lucháis y os hacéis la guerra, y no obtenéis porque no pedís.  Pedís y no recibís, porque pedís mal, con la intención de satisfacer vuestras pasiones. Adúlteros, ¿no sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Por tanto, si alguno quiere ser amigo del mundo, se constituye en enemigo de Dios.» (St, 4, 1-4)

Algunos textos sobre «la doble vida»

“La persona casta mantiene la integridad de las fuerzas de vida y de amor depositadas en ella. Esta integridad asegura la unidad de la persona; se opone a todo comportamiento que la pueda lesionar. No tolera ni la doble vida ni el doble lenguaje (cf Mt 5, 37).” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2338)

Papa Francisco

Ángelus, 21 de noviembre de 2021:

«Cuando la vida es ambigua, un poco de aquí, un poco de allá, es triste, es muy triste. Cierto, debemos lidiar siempre con los límites y los defectos: todos somos pecadores. Pero cuando se vive bajo el señorío de Jesús, uno no se vuelve corrupto, no se vuelve falso, con la inclinación a cubrir la verdad. No se lleva doble vida.»

 

Visita pastoral del Santo Padre a las diócesis de Piazza Armerina y Palermo con motivo del 25 aniversario de la muerte del beato Giuseppe Puglisi (15 de septiembre 2018) – (III), 15.09.2018:

«Testimoniar, entonces, significa huir de toda duplicidad; esa hipocresía, que está tan estrechamente ligada al clericalismo; escapar de toda duplicidad de vida, en el seminario, en la vida religiosa, en el sacerdocio. No se puede vivir una doble moral: una para el pueblo de Dios y otra en el propio hogar. No, el testimonio es solo uno. El testigo de Jesús siempre le pertenece. Y por amor suyo emprende una batalla diaria contra sus vicios y contra toda mundanidad alienante.»

 

Vigilia de oración con los jóvenes italianos, Circo Máximo, 11-8-2018:

«El mayor enemigo del amor es la doble vida»

 

Encuentro del Santo Padre con los sacerdotes y párrocos de la diócesis de Roma, 15-2-2018:

«Porque si continúas así, sin madurar, sin dar un paso adelante en esta crisis, terminarás mal. Terminarás con una doble vida, tal vez, o dejando todo».

 

La cercanía de Jesús, Misa matutina, 9-1-2018:

“«Es feo ver pastores de doble vida: es una herida en la Iglesia», dijo el Papa. Es feo ver «a pastores enfermos, que han perdido la autoridad y avanzan en esta doble vida». Pero, añadió, «hay tantos modos de llevar adelante la doble vida y Jesús es muy fuerte con ellos: no solo dice a la gente que les escuchen, sino que no hagan lo que hacen. Pero a ellos, ¿qué les dice? “Vosotros sois sepulcros blanqueados”: hermosísimos en la doctrina, por fuera; pero dentro, putrefacción». Y precisamente «este es el final del pastor que no tiene cercanía con Dios en la oración y con la gente en la compasión».”

 

Homilía en la Santa Misa y ordenaciones presbiterales, 7-5-2017:

“Nutra al Pueblo de Dios vuestra doctrina, sencilla, como hablaba el Señor, que llegaba al corazón. No hagáis homilías demasiado intelectuales y elaboradas: hablad de forma sencilla, hablad a los corazones. Y esta predicación será verdadero alimento. Y sea alegría y apoyo a los fieles también el perfume de vuestra vida, porque la palabra sin el ejemplo de la vida no sirve, mejor volver para atrás. La doble vida es una enfermedad fea, en la Iglesia.”

 

Audiencia a la Comunidad del Pontificio Seminario Campano de Posillipo, 6-5-2017:

“Llamar a las cosas por su nombre es el primer paso para conocerse a sí mismo y para conocer, pues, la voluntad de Dios en nuestras vidas. Queridos seminaristas, no tengáis miedo de llamar a las cosas por su nombre, de mirar cara a cara la verdad de vuestra vida y de abriros en transparencia y verdad a los demás, especialmente a vuestros formadores, huyendo de la tentación del formalismo y del clericalismo, que están siempre en la raíz de la doble vida.”

 

No posponer la conversión, Misa matutina, 23-2-2017:

“«¿Pero qué es el escándalo?». La respuesta toca a la vida concreta de cada persona: «El escándalo es decir una cosa y hacer otra; es la doble vida». ¿Un ejemplo? «Yo soy muy católico, yo voy siempre a misa, pertenezco a esta asociación y a otra; pero mi vida no es cristiana, no pago lo justo a mis trabajadores, exploto a la gente, soy sucio en los negocios, blanqueo dinero». Esta es una «doble vida». Lamentablemente, consideró el Papa, «muchos católicos son así, y estos escandalizan». (…)

«No te dejes arrastrar por tu deseo y tu fuerza para seguir la pasión de tu corazón». La doble vida, es decir, «viene del seguir las pasiones del corazón, los pecados capitales que son las heridas del pecado original». Quien da escándalo, dijo Francisco, sigue estas pasiones también si las esconde. La Escritura advierte a estas personas que, aún reconociendo su error, cuentan sobre el hecho que «el Señor es paciente, se olvidará…». E invita a todos a «no posponer la conversión».”

 

Judas y la oveja descarriada, Misa matutina, 6-12-2016:

“El Pontífice explicó que a esa oveja descarriada el pastor «la conocía muy bien», no se había perdido, «conocía bien el camino»: se había perdido «porque tenía el corazón descarriado, tenía el corazón enfermo. Estaba obcecada por algo interiormente y, movida por esa disociación interior, huyó a la oscuridad para desahogarse». Pero «no era una chiquillada lo que ella hizo… Escapó: una fuga precisamente para alejarse del Señor, para saciar esa tiniebla interior que la conducía a vivir una doble vida» (…)

Judas, dijo el Papa, «escapaba porque era un ladrón», otros «son lujuriosos» e igualmente «escapan porque existe esa tiniebla en el corazón que les aleja del grey». Estamos ante «esa doble vida» que existe en «tantos cristianos» y también —añadió «con dolor»— de «sacerdotes» y «obispos». Por lo demás, también «Judas era obispo, era uno de los primeros obispos…» (…)

Pontífice recorrió los últimos momentos de la vida de Judas: «cuando fue al templo para realizar su doble vida», cuando dio «el beso al Señor en el huerto», y después «las monedas que recibió de los sacerdotes…». Y comentó: «No es un error. Lo hizo… estaba en la tiniebla. Tenía el corazón dividido, disociado. Judas, Judas…» (…)

Jesús, «el pastor, va a buscarlo: “haz lo que debes hacer, amigo”, y lo besa». Pero Judas «no entiende». Y al final, cuando se da cuenta de «lo que la doble vida hizo en la comunidad, el mal que sembró, con su tiniebla interior, que lo impulsaba a escapar siempre, buscando luces que no era la luz del Señor» sino «luces artificiales», como las de los adornos de Navidad», cuando entiende todo esto, al final «se desesperó». Y es lo que sucede «si las ovejas descarriadas no aceptan las caricias del Señor».”

 

Discurso, Viaje apostólico – Uganda: Encuentro con sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas en la Catedral (Kamapala), 28-11-2015:

“Los religiosos, las religiosas y los sacerdotes no podemos llevar doble vida. Si sos pecador, si sos pecadora, pedí perdón, pero no mantengas escondido lo que Dios no quiere, no mantengas escondida la falta de fidelidad, no encierres en el armario, la memoria.”

 

Sin falsos compromisos, Misa matutina, 17-11-2015:

“«Tú finges ser así, pero vives de otra forma». Es la mundanidad que se introduce en el espíritu humano y poco a poco va tomando posesión de él: «es difícil identificarla desde el comienzo —destacó el Papa Francisco— porque es como la polilla que lentamente destruye, carcome la tela y luego esa tela es inutilizable». Así «el hombre que se deja llevar por la mundanidad pierde la identidad cristiana», la arruina, llegando a ser «incapaz de coherencia». En efecto, continuó el Papa, está quien dice: «Oh, yo soy muy católico, padre, voy a misa todos los domingos, soy muy católico»; luego, sin embargo, en la vida cotidiana o en el trabajo es incapaz de ser coherente. Así, por ejemplo, cede ante el discurso de quien le propone: «Si me compras esto, hacemos este acuerdo y tú te quedas con una suma de dinero».

«Esto —recordó el Pontífice— no es coherencia de vida, esto es mundanidad». Y es precisamente la mundanidad la que «conduce a la doble vida, la que es apariencia y la que es verdadera, y te aleja de Dios y destruye tu identidad cristiana» (…)

El Pontífice concluyó la homilía con un consejo: «Si hoy tenéis un poco de tiempo, tomad la Biblia, el segundo libro de los Macabeos, capítulo sexto, y leed esta historia de Eleazar. Os hará bien, os animará a todos a ser ejemplo y también os dará fuerza y ánimo para vivir la identidad cristiana, sin componendas, sin doble vida».”

 

Discurso a la Curia romana con ocasión de las felicitaciones navideñas, 22-12 2014:

“El mal de la esquizofrenia existencial. Es la enfermedad de quien tiene una doble vida, fruto de la hipocresía típica de los mediocres y del progresivo vacío espiritual, que grados o títulos académicos no pueden colmar. Es una enfermedad que afecta a menudo a quien, abandonando el servicio pastoral, se limita a los asuntos burocráticos, perdiendo así el contacto con la realidad, con las personas concretas. De este modo, crea su mundo paralelo, donde deja de lado todo lo que enseña severamente a los demás y comienza a vivir una vida oculta y con frecuencia disoluta. Para este mal gravísimo, la conversión es más bien urgente e indispensable (cf. Lc 15,11-32).”

 

Pecadores sí, corruptos no, Misa matutina, 11-11-2013:

“«Donde hay engaño —comentó el Papa Francisco— no está el Espíritu de Dios. Ésta es la diferencia entre pecador y corrupto. Quien hace una doble vida es un corrupto. Quien peca, en cambio, quisiera no pecar, pero es débil y se encuentra en una condición en la que no puede encontrar una solución, pero va al Señor y pide perdón. A éste el Señor le quiere, le acompaña, está con él. Y nosotros debemos decir, todos nosotros que estamos aquí: pecadores sí, corruptos no». Los corruptos, explicó una vez más el Papa, no saben lo que es la humildad. Jesús los compara con los sepulcros blanqueados: bellos por fuera pero por dentro están llenos de huesos putrescentes. «Y un cristiano que presume de ser cristiano pero no vive como cristiano —destacó— es un corrupto».

Todos conocemos a alguien que «está en esta situación y todos sabemos —agregó— cuánto mal hacen a la Iglesia los cristianos corruptos, los sacerdotes corruptos. ¡Cuánto mal hacen a la Iglesia! No viven en el espíritu del Evangelio, sino en el espíritu de la mundanidad. Y san Pablo lo dice claramente a los romanos: No os amoldéis a este mundo (cf. Rm 12, 2). Pero en el texto original es aún más fuerte: no entrar en los esquemas de este mundo, en los parámetros de este mundo, porque son precisamente éstos, esta mundanidad, que llevan a la doble vida».

Concluyendo, el Santo Padre dijo: «Una podredumbre barnizada: ésta es la vida del corrupto. Y Jesús a éstos no les llamaba sencillamente pecadores. Sino que les decía hipócritas». Jesús, recordó una vez más, perdona siempre, no se cansa de perdonar. La única condición que pide es que no se quiera seguir esta doble vida: «Pidamos hoy al Señor huir de todo engaño, de reconocernos pecadores. Pecadores sí, corruptos no».”

San Josemaría Escrivá de Balaguer

Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer, punto 114

«¡Que no, hijos míos! Que no puede haber una doble vida, que no podemos ser como esquizofrénicos»

El «demonio del mediodía». Algunos textos

«Eh, ¡le démon de midi! El demonio del mediodía … Nosotros en Argentina lo llamamos «el cuarentazo». A los cuarenta, entre los cuarenta y cincuenta años, te pasa esto … Es una realidad. He oído que algunos lo llaman «ahora o nunca». Se replantea todo y [se dice] «o ahora o nunca». (…)

Si no tienes un hombre prudente, un hombre de discernimiento, un hombre sabio que te acompañe, búscalo, porque es peligroso avanzar solos a esa edad. Tantos terminaron mal. Busca ayuda enseguida. Luego, con el Señor: Decir la verdad, que estás un poco decepcionado porque ese entusiasmo se ha ido … .Pero está la oración de la entrega: entregarnos al Señor, una manera de orar de manera diferente, dar. Es un momento duro, un momento duro, pero es un momento liberador: Lo que ha pasado, ha pasado; ahora hay otra edad, otro momento de mi vida sacerdotal. Y con mi guía espiritual tengo que continuar. El tiempo de vida que queda es para vivirlo mejor, para una mejor entrega de sí mismo. Me gusta decir que es el tiempo de los hijos, de ver crecer a los hijos. El tiempo de ayudar a la parroquia, a la Iglesia, a crecer, es el tiempo del crecimiento, de los hijos. Es hora de que yo empiece a disminuir. El tiempo de la fecundidad, la verdadera fecundidad, no la falsa fecundidad. Es el tiempo de poda: ellos crecen, yo les ayudo y me quedo atrás. Ayudando a crecer, pero ellos son ellos. Y hay algunas malas tentaciones en este momento. Tentaciones que antes uno nunca hubiera pensado tener. No hay que avergonzarse , son tentaciones: El problema es del tentador, no nuestro. No hay que avergonzarse . Pero debemos desenmascararlas inmediatamente. Y también es el momento de las estupideces: cuando el sacerdote comienza a hacer estupideces. Son el germen de la doble vida. Hay que atajarlas inmediatamente e incluso con sentido del humor:

«Mira, yo que había creído que le había dado mi vida totalmente al Señor, fíjate ¡qué mal quedo!». Dije que era el momento de la fecundidad. ¿Cuál es la figura que me viene a la mente? Estupideces, doble vida … pero, lo que más me viene a la mente, tomando un ejemplo de la familia, para describir al sacerdote que no consigue superar esto, madurar en este momento, es la figura del «tío solterón». Son buenos, los tíos solterones, porque – lo recuerdo – tuve dos, nos enseñaban las palabrotas, nos daban cigarrillos a escondidas, siempre … ¡pero no eran padres! No eran padres. Es el tiempo de la fecundidad: Con sacrificio, con amor, es un buen momento, este. Es un momento … es el segundo acto de la vida. El primer acto es el acto de la juventud, pero esto te lleva al final. No perdáis esta oportunidad de madurar en este tiempo de poda, de pruebas, de varias tentaciones … El tiempo de la fecundidad. También puede ser que en este momento, porque el diablo es astuto, vengan algunas tentaciones de la primera juventud, aisladas, pero vienen. No tengáis miedo «Pero mire, a esta edad, Padre …» – «Pues, sí, hijo». ¡Adelante! «. Nos avergüenzan, pero son propias de este tiempo, agradezcamos al Señor que nos haga sentir un poco avergonzados. ¡Pero no os quedéis allí! No, esa es una circunstancia, el hilo va por el otro lado: la poda, la fecundidad y el tiempo de guardar el buen vino, para que envejezca bien. Y también diría que es el momento del primer adiós, el momento en que el sacerdote se da cuenta de que un día se despedirá definitivamente. Y este es el tiempo del primer adiós. En este tiempo debemos decir muchos «adiós»: «Adiós, no volveré a verte». Esto nunca volverá a suceder, esta situación, esta forma de sentir las cosas ya no la tendré. Adiós a esta parte de la vida, para comenzar otra. Y entonces aprendemos a decir adiós. Se me ocurre, y esto me hace reír, porque hice un Motu proprio en estos días que comienza con estas palabras: «Aprender a despedirse«. Es para aquellos que a la edad de 75 años deben presentar la dimisión. Pero es tiempo de aprender a despedirse, porque algún día tendremos que hacerlo. Es una ciencia, una sabiduría que debe aprenderse con el tiempo, que no puede improvisarse.» (Papa Francisco, Encuentro del Santo Padre con los sacerdotes y párrocos de la diócesis de Roma, 15-2-2018)

«Tener un alma vacía es el peor obstáculo de la esperanza. Es un riesgo del que nadie puede decirse excluido; porque ser tentados contra la esperanza puede suceder incluso cuando se recorre el camino de la vida cristiana. Los monjes de la antigüedad denunciaron uno de los peores enemigos del fervor. Decían así: ese «demonio del mediodía», que va a romper una vida de empeño, precisamente cuando arde en lo alto el sol. Esta tentación nos sorprende cuando menos lo esperamos: los días se vuelven monótonos y aburridos, ya ningún valor parece merecer la fatiga. Esta actitud se llama la pereza, que erosiona la vida desde el interior hasta dejarla como un envoltorio vacío.

Cuando ocurre esto, el cristiano sabe que esa condición debe combatirse, no se aceptada de forma pasiva. Dios nos ha creado para la alegría y para la felicidad y no para crucificarnos en pensamientos melancólicos. Por eso es importante custodiar el propio corazón, oponiéndonos a las tentaciones de infelicidad, que seguramente no provengan de Dios. E allá donde nuestras fuerzas parecieran débiles y la batalla contra la angustia, particularmente dura, siempre podemos recurrir al nombre de Jesús. Podemos repetir aquella oración sencilla, de la que encontramos huellas también en el Evangelio y que se ha convertido en la piedra angular de tantas tradiciones espirituales cristianas: «Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, ¡ten piedad de mí, pecador!». Hermosa oración. «Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, ¡ten piedad de mí, pecador!» . Esta es una oración de esperanza, porque me dirijo a aquel que puede abrir las puertas y resolver el problema y dejarme mirar al horizonte, el horizonte de la esperanza.

Hermanos y hermanas, no estamos solo combatiendo contra la desesperación. Si Jesús ganó el mundo, es capaz de ganar en nosotros todo lo que se opone al bien. Si Dios está con nosotros, ninguno nos robará esa virtud que necesitamos absolutamente para vivir. Ninguno nos robará la esperanza. ¡Vayamos hacia delante!» (Papa Francisco, Audiencia general, 27-9-2017)

“Entre las tentaciones más insidiosas para un contemplativo, recordamos la que los padres del desierto llamaban «demonio meridiano»: la tentación que desemboca en la apatía, en la rutina, en la desmotivación, en la desidia paralizadora. Como he escrito en la Exhortación apostólica Evangelii gaudium, lentamente esto conduce a la «psicología de la tumba, que poco a poco convierte a los cristianos en momias de museo. Desilusionados con la realidad, con la Iglesia o consigo mismos, viven la constante tentación de apegarse a una tristeza dulzona, sin esperanza, que se apodera del corazón como “el más preciado de los elixires del demonio”»” (Papa Francisco, Constitución Apostólica Vultum Dei quaerere, sobre la vida contemplativa femenina, 29-6-2016)

 

«Hay esperanza». Algunos textos

«No te rindas a la noche: recuerda que el primer enemigo a derrotar no está fuera de ti: está dentro» (Papa Francisco, 20-9-2017).

«También hay esperanza para quien hizo el mal; no todo está perdido. Jesús vino para eso: hay esperanza para quien hizo el mal.» (Papa Francisco, 8-9-2017).

«Quizás hay “zonas” de nuestra vida que nunca le hemos abierto a Él y que han permanecido oscuras, porque no han visto nunca la luz del Señor. Cada uno de nosotros tiene la propia historia. Y si alguien tiene esta zona oscura, buscad a Jesús, id a un misionero de la misericordia, id a un sacerdote, id… Pero id a Jesús, y contadle esto a Jesús. Hoy Él dice a cada uno: “¡Ánimo, no te rindas ante los pesos de la vida, no te cierres ante los miedos y los pecados, sino ven a mí!”.» (Papa Francisco, 9-7-2017).

«“Mientras haya vida, hay esperanza”, dice un refrán popular; y es verdad también lo contrario: mientras hay esperanza, hay vida. Los hombres necesitan esperanza para vivir y necesitan del Espíritu Santo para esperar.» (Papa Francisco, 31-5-2017).

«San Pablo, en la Carta a los Romanos, nos recuerda la gran figura de Abraham, para indicarnos la vía de la fe y de la esperanza. De él el apóstol escribe: «creyó y fue hecho padre de muchas naciones» (Rm 4, 18). «firme en la esperanza contra toda esperanza». Este concepto es fuerte: incluso cuando no hay esperanza, yo espero.» (Papa Francisco, 28-12-2016).

 

Papa Benedicto XVI, Encíclica Spe salvi, 30-11-2007

Carta Encíclica

 

«Anunciaremos, sobre todo, que hay esperanza y salvación para todos porque, más allá de cualquier derrota humana triunfa el amor victorioso de Dios.» (Papa San Juan Pablo II, 8-8-1993).

«En el nombre de Jesús hay esperanza de salvación, resurrección y novedad de vida» (Papa San Juan Pablo II, 24-4-1981).

 

«Sí, hay esperanza para tu futuro» (Jer 31, 17)

¡Te podemos ayudar!

Imagen: Pantocrator, Kiko Argüello

 

Centro de Orientación Familiar Regina Familiae
(Diócesis de Alcalá de Henares)

Plaza Puerta de Madrid s/n (dentro de la muralla)
28802 Alcalá de Henares (Madrid – España)
Teléfono (+34) 91 883 12 73
Correo electrónico: cofalcala@gmail.com
www.cofalcala.com

 

San Bernardo de Claraval en una oración dice así: No apartes tu mirada del resplandor de esta estrella, si no quieres sucumbir entre las olas del mundo. Cuando soplen vientos de tentaciones o te abatan tribulaciones, mira a la estrella, invoca a María. Cuando olas furiosas de soberbia, ambición o envidia amenacen tragarte, mira a la estrella, invoca a María. Si la ira, avaricia o impureza quieren hundir la nave de tu alma, mira a la estrella, llama a María. Si, desesperado por la multitud de tus pecados, anegado por tus miserias, empiezas a desconfiar de tu salvación, piensa en María. En los peligros, en los sufrimientos, en tus trabajos y luchas, piensa en María, invoca a María. Que su nombre no se aleje de tu corazón ni se separe de tus labios».

«Si, pues, en alguna ocasión el enemigo intentara arrebataros el legado tan valioso de vuestras tradiciones católicas, que en el seno de vuestros hogares sea entonces más intensa la devoción a María, que vuestros corazones vibren de amor a la que es cantada por la Liturgia como debeladora de herejías: “Cunctas haereses sola interemisti in universo mundo” [tú sola has destruido todas las herejías del mundo entero]» (San Juan XXIII, Radiomensaje para la clausura del primer Congreso Mariano Interamericano celebrado en Buenos Aires, 13-11-1960).

«Os encomiendo a todos a la Virgen María, a quien veneráis como Nuestra Señora de las Victorias. Ahora, en silencio, vamos a rezarle. «Dios te salve, María…». Qué ella os sostenga en el combate espiritual y os oriente con decisión hacia la victoria de la Resurrección.» (Papa Francisco, Visita pastoral a la diócesis de Piazza Armerina: Encuentro con los fieles, 15-9-2018).

«¡Con María, la victoria!» (Mons. Juan Antonio Reig Pla, Obispo de Alcalá de Henares, Homilía en la Santa Misa, 28-11-2020)

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