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Solemnidad del «Corpus Christi» en Alcalá de Henares: una procesión para la historia

Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo

Lugar: Catedral-Magistral de Alcalá de Henares y Plaza de los Santos Niños

Domingo, 14 de junio de 2020 a las 19:00 Vísperas y a continuación – Procesión y Acto de Exaltación de la Eucaristía en la Plaza de los Santos Niños

Presidió: Mons. Juan Antonio Reig Pla, Obispo Complutense

Vísperas, procesión y exaltación de la Eucaristía en la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo

A las 12:30 h. del pasado domingo 14 de junio, Mons. Juan Antonio Reig Pla presidió la Santa Misa en la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo. Al finalizar la Eucaristía se expuso el Santísimo sacramento que, con turnos de oración, fue acompañado hasta el rezo de Vísperas a las 19 horas. A continuación tuvo lugar la procesión del Corpus por el interior de la Catedral Magistral con una estación en la Cripta donde se guardan las reliquias de los Santos Niños Justo y Pastor.

A las 20 horas saliendo el Santísimo bajo palio por la puerta principal de la Catedral Magistral, se llevó a cabo en la Plaza de los Santos Niños un acto de exaltación de la Eucaristía. Este acto realizado en la plaza, contaba con la anuencia de la Delegación del Gobierno en Madrid. La salida del Santísimo fue acompañada por un volteo general de campanas. En la plaza había instalados cinco altares en los que había alusiones eucarísticas y la presencia de las imágenes de la Santísima Virgen, los Santos Niños Justo y Pastor y San Diego de Alcalá, gran testigo del amor a los pobres, icono de la caridad.

Con la distancia prevista entre ellos y con todas las previsiones sanitarias, rodeaban la plaza de los Santos Niños doscientos fieles laicos que se sumaban a los sacerdotes y seminaristas. En cada altar tuvo lugar una oración dirigida por el obispo quien recordó a todos los que vienen sufriendo la pandemia, y en especial a nuestros hermanos difuntos.

Los cantos eucarísticos y las ofrendas de pétalos de rosas, el romero y las flores colaboraron a crear una atmósfera de belleza y religiosidad. El acto concluyó con la bendición solemne con el Santísimo precedida de una alocución del Obispo, en la que invitaba a la adoración eucarística y al ejercicio de la sana libertad de la Iglesia.