El beato Nicanor Ascanio, natural de Villarejo de Salvanés, será canonizado en octubre de 2024

En nuestra diócesis hemos recibido con mucha alegría la noticia de la pronta canonización del P. Manuel Ruiz y compañeros mártires de Damasco, entre los que se encuentra el P. Nicanor Ascanio, nacido en Villarejo de Salvanés. El pasado jueves se hacía público que el Papa Francisco había aprobado el decreto de canonización de varios beatos, entre ellos Carlo Acutis. Aún no se sabe cuándo tendrá lugar la celebración, aunque estará enmarcada en el VII centenario de la muerte de San Francisco de Asís.

Nicanor Gabriel Ascanio Soria nació en Villarejo de Salvanés en 1814 y siendo adolescente tomó el hábito franciscano en el convento de la Salceda (Tendilla, Guadalajara). La desamortización de Mendizábal dio con él en la calle, como con otros muchos religiosos. Regresó a su villa natal y fue ordenado sacerdote incardinado en Toledo.

En Villarejo desempeñó su ministerio pastoral como coadjutor de la parroquia y rector del santuario de Ntra. Sra. de la Victoria de Lepanto. Fue cura de Valdaracete y se conservan testimonios de sus predicaciones y novenas en Perales de Tajuña y Tielmes. También fue capellán de las Concepcionistas de Aranjuez. Tuvo contacto con la Madre Patrocino y se dice que ella misma le anunció que moriría mártir.

Cuando, bajo los auspicios de la reina Isabel II, se abrió el colegio misiones de Priego (Cuenca), el Beato Nicanor ingresó en él volviendo a vestir el hábito de San Francisco. Fue enviado a Tierra Santa en 1860 y, después de visitar los Santos Lugares, pasó a Damasco, donde fue martirizado por los drusos a los pocos días de su llegada, entre el 9 y el 10 de julio, en el convento de Bar Tuma junto con los otros religiosos y tres seglares de rito maronita.

En la actualidad, el pueblo de Villarejo de Salvanés sigue guardando la memoria de Nicanor Ascanio Soria. Tiene dedicada una calle y una placa señala el lugar de su nacimiento. En la iglesia parroquial se custodia actualmente una reliquia de los mártires de Damasco, junto a una talla realizada por el escultor argandeño José Luis Triguero.