Domingo 22 de enero. Celebración de la Festividad de San Antón.

Domingo 22 de enero. Celebración de la Festividad de San Antón.
Monje del desierto, nace hacia el año 250. Testigo radical del Evangelio. Murió hacia el año 356, en el monte Colzim, próximo al mar Rojo.
Patrón de tejedores de cestos, fabricantes de pinceles, cementerios, carniceros, animales domésticos.

Como cada año por estas fechas, en torno al día 17 de enero, tendrá lugar la fiesta de San Antón que la Hermandad de San Antón celebra desde los años 70. Este año será el domingo 22 de enero.

Se comenzará con la Eucaristía a las 12:00 en el Convento de las Carmelitas Descalzas de la Purísima Concepción de la calle Imagen.

A continuación, se llevará en andas la imagen de San Antón a la calle Mayor, frente al Hospital de Antezana, y sobre las 13:15 comenzará la tradicional bendición de animales, en la que cientos de familias se acercarán para recibir la bendición de sus animales y obtener los panecillos y estampas del Santo.

Conociendo un poco más a San Antón

Habían transcurrido apenas seis meses de la muerte de sus padres, cuando un día en que se dirigía, según costumbre, a la iglesia, iba pensando en su interior «los apóstoles lo habían dejado todo para seguir al Salvador, y cómo, según narran los Hechos de los apóstoles, muchos vendían sus posesiones y ponían el precio de venta a los pies de los apóstoles para que lo repartieran entre los pobres; pensaba también en la magnitud de la esperanza que para éstos estaba reservada en el cielo; imbuido de estos pensamientos, entró en la iglesia, y dio la casualidad de que en aquel momento estaban leyendo aquellas palabras del Señor en el Evangelio: Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo– y luego vente conmigo». Dio a los necesitados incluso lo poco que se había reservado. Hizo vida de ermitaño en el desierto entregado a la oración y mortificación.

Alabemos al Creador al bendecir a los animales

Los animales, creados por Dios, habitan el cielo, la tierra y el mar, y comparten la vida del hombre con todas sus vicisitudes. Dios, que derrama sus beneficios sobre todo ser viviente, más de una vez se sirvió de la ayuda de los animales o también de su figura para insinuar en cierto modo los dones de la salvación. Los animales fueron salvados en el arca de las aguas del diluvio y, después del diluvio, quedaron asociados al pacto establecido con Noé; el cordero pascual recordaba el sacrificio pascual y la liberación de la esclavitud de Egipto; un gran pez salvaguardó a Jonás; unos cuervos alimentaron al profeta Elías; los animales fueron agregados a la penitencia de los hombres y, junto con toda la creación, participan de la redención de Cristo. Al invocar, pues, por intercesión de san Antón la bendición de Dios sobre estos animales, alabemos al Creador de todo, démosle gracias por habernos elevado por encima de las demás criaturas y pidámosle que, conscientes de nuestra dignidad, vivamos siempre al amparo de su ley.